¿Qué sería de nosotros sin las tapas? Probablemente nunca lo sepamos porque es una tradición que lleva en nuestra cultura desde tiempos inmemorables y que perdurará aún un buen tiempo más. Hoy nos ha picado la curiosidad por saber cuándo empezó esto de poner un platito de comida con la bebida y hemos encontrado muchas versiones diferentes, ¡vamos a hacer un repaso por algunas de ellas!
Una de las versiones más extendidas y que seguramente ya hayáis escuchado, es la que dice que Alfonso X el Sabio ordenó a los mesoneros de Castilla poner pequeños bocados de comida con las jarras de vino para que sentara mejor, que era un hábito que él tenía por recomendación de su médico. Otra de las versiones es bastante similar: los Reyes Católicos implantaron que se pusiera un trozo de pan sobre la copa de vino y hasta que este no fuera ingerido, el cliente no podía beber el vino. Se dice que esto era una forma de prevenir los incidentes de los carreteros y ayudaba a que no viajaran ebrios.
Siguiendo con historias monárquicas, también se atribuye a un viaje de los Reyes Católicos al sur, cuando el rey pidió al mesero de una taberna algo para cubrir su vaso de vino porque el local estaba lleno de moscas. El camarero le trajo un pedazo de queso y dijo “aquí tiene su tapa, majestad”. Muy similar, algunos cuentan esta misma anécdota con Alfonso XIII y una loncha de jamón.
A nosotros nos gustan todas las versiones y sea cual sea el origen de la historia de la tapa, te invitamos a que visites la enorme zona en Bálamo que tenemos destinada al tapeo. Ven y pide tu copa de vino, cerveza o refresco y no te faltará una tapa para acompañarlo.
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