San Isidro, conocido también como Isidro Labrador, es el patrón de la ciudad de Madrid. San Isidro fue un campesino de origen humilde que hizo varios milagros en vida y después de ella, y uno de ellos tiene que ver con la ciudad de Alcorcón… ¿Conoces la historia de la noche en la que los restos de San Isidro descansaron en nuestro municipio? ¡Nosotros te la contamos!
A la vuelta de un viaje a Portugal, el rey Felipe III enfermó y la comitiva real tuvo que detenerse antes de llegar a la ciudad de Madrid, concretamente en Casarrubios del Monte, provincia de Toledo. Para velar por la salud del monarca, desde la villa se decidió hacer una procesión religiosa por todo lo alto, paseando el cuerpo de Isidro Labrador (que aún no era ni santo ni beato) hasta la localidad toledana. Pasados unos días, la fiebre del rey remitió y se curó, poniendo de nuevo en marcha el viaje hacia Madrid.
Al regreso, la corte religiosa paró a descansar en la localidad de Alcorcón, donde se hospedó gran parte de la comitiva, incluido el príncipe Felipe (que pasados unos años sería Felipe IV). Los restos de Isidro Labrador se depositaron en la antigua parroquia de Alcorcón, donde reposaron durante una noche.
Aunque aún no estaba santificado, los madrileños le rendían culto desde el siglo XII. Fue beatificado por el papa Paulo V el 14 de junio de 1619, y el 12 de marzo de 1622 canonizado por Gregorio XV, junto a san Felipe Neri, santa Teresa de Jesús, san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier, aunque la bula de canonización no fue publicada hasta 1724 por Benedicto XIII reinando ya en España Felipe V. Este último evento propulsó una gran celebración en Madrid, donde se aprobó su Patronazgo sobre la villa y la Corte de Madrid, y se decidió celebrarla anualmente todos los 15 de mayo.
Desde Bálamo felicitamos a todos los gatos y gatas, chulapos y chulapas en el día de su fiesta, en Alcorcón no esperamos tener de vuelta los restos de San Isidro próximamente, pero sí tenemos las puertas de Bálamo abiertas para todos. Haz click aquí si quieres reservar una mesa con nosotros.