En un mundo donde la biodiversidad marina está amenazada, es importante dedicar un día para honrar y concienciar sobre la importancia de las ballenas y los delfines en nuestros océanos. El 23 de julio marca el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, una fecha que nos invita a reflexionar sobre su conservación y protección.
Hace 37 años, en 1986, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) tomó una decisión histórica al proclamar este día con el objetivo de poner fin a la caza indiscriminada y tortuosa de estas magníficas criaturas en peligro de extinción. Desde entonces, el Día de las Ballenas y los Delfines se ha convertido en un llamamiento global para detener la explotación y garantizar la supervivencia de estas especies.
Las ballenas y los delfines desempeñan un papel vital en los ecosistemas marinos. Como los gigantes del océano, las ballenas contribuyen a mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos al regular las poblaciones de otras especies y esparcir nutrientes vitales a lo largo de los océanos. Además, estos cetáceos son considerados indicadores de la salud de nuestros mares. Su presencia y comportamiento nos brindan valiosos conocimientos sobre la calidad del agua y el estado general del ecosistema marino.
Los delfines, por su parte, son conocidos por su inteligencia y sociabilidad. Estos juguetones mamíferos marinos forman lazos sociales fuertes y tienen una amplia gama de comportamientos complejos. Su presencia en los océanos no solo es una fuente de fascinación, sino que también es un recordatorio de la importancia de preservar y proteger la vida marina en su totalidad.
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