La necesidad de explorar nuevas tierras siempre ha estado el ADN de los humanos, así como faenar en los mares y océanos para traer los mejores pescados y viandas del mar a las mesas. Algunas civilizaciones, como los antiguos griegos, eran grandes expertos en surcar los mares bien para faenar o bien para conquistar nuevas tierras. Sin embargo, la sombra de una desgracia en el mar siempre acechaba. Para ello, al igual que enterraban a los difuntos con una moneda para que Caronte (el barquero encargado de llevar las almas a través del rio Aqueronte al reino de Hades) hiciera el trayecto, en los barcos griegos solían poner una moneda debajo del palo mayor por si el barco naufragaba.
De los griegos también adquirimos el famoso «en martes, ni te cases ni te embarques», dado que este día de la semana estaba dedicado al dios de la guerra. Con el tiempo también surgieron otros días donde se desaconsejaba zarpar. Para los marineros católicos son el viernes por ser el día la crucifixión de Cristo, el primer lunes de abril porque Caín mató a Abel ese día y el segundo lunes de agosto por la destrucción de Sodoma y Gomorra y el 31 de diciembre por el ahorcamiento de Judas. Para los escandinavos, el peor día para zarpar era el jueves, día dedicado a Thor: dios del trueno y, por tanto, de las tormentas.
Bautizar al barco es una de las costumbres más populares. Probablemente todos hayamos visto en alguna película o serie cómo se rompe una botella de champagne contra el casco del barco, tradición que deriva de derramar vídeo sobre la superficie del barco como ofrenda a los dioses para que lo protejan. El bautizo es un momento muy importante porque una vez que se le ha asignado un nombre al barco, se dice que da muy mala suerte cambiársele por otro distinto, ¡aunque cambie de dueño!
Los marineros evitaban subir a bordo algunos objetos que se podían relacionar estéticamente con la muerte como las maletas negras, las flores o por supuesto, un ataúd. Por el contrario, los gatos negros no eran símbolo de mala suerte para los marineros, y muchos marineros adoptaban uno. Una de las supersticiones más antiguas es la creencia de que silbar da malfario, concretamente, silbar produce tormentas y cambios en el viento. Tal es así, que en el año 2008 el pueblo pesquero inglés Portsoy prohibió por medio de los organizadores del Festival de Embarcaciones Tradicionales del puerto silbar durante los días previos al propio festival.
Un montón de supersticiones que, aunque algunas son parte del pasado, otras siguen vigentes. En Círculo no tenemos ninguna y te recomendamos que vengas a disfrutar con nosotros en martes, en jueves y hasta silbando. ¡Te esperamos!
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